¿Cómo afecta el coronavirus a las personas sordas o con problemas de audición?
La crisis del coronavirus dificulta todavía más las labores de inclusión y el acceso a la información de las personas con sordera.
La pandemia de coronavirus ha tenido un impacto global en el mundo: una crisis sanitaria, económica, social y política sin precedentes cuyas consecuencias, no obstante, han afectado de manera desigual a las personas.
El teletrabajo, la asistencia sanitaria a través del teléfono o incluso las clases virtuales se convirtieron en nuestra manera de relacionarnos durante los meses de confinamiento provocados por la Covid-19. Y en muchos casos, estas rutinas siguen vigentes en el mundo laboral y educativo.
Pero, ¿qué sucede con las personas que padecen sordera o tienen problemas de audición y, por ejemplo, no pueden seguir una rueda de prensa en la que se informan sobre nuevas restricciones?
Estos días se celebra la Semana Internacional de la Sordera, una iniciativa liderada por la Federación Mundial de Sordos (WFD) y cuyo objetivo es reivindicar los derechos de las personas sordas, así como la labor de familiares, intérpretes profesionales de lengua de signos y organismos y asociaciones que trabajan para facilitar la inclusión de este colectivo.
¿Qué es la sordera?
Hay aproximadamente 72 millones de personas sordas, según la Federación Mundial de Sordos. La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su lado, calcula también que hay alrededor de 466 millones de personas con problemas auditivos discapacitantes, esto es, el 5% de la población mundial.
Las personas sordas son aquellas que presentan una pérdida o anomalía en el funcionamiento del sistema auditivo. La consecuencia directa de la “discapacidad para oír” es la dificultad para acceder al lenguaje oral, el más habitual en nuestras sociedades.
La audición es el canal principal por el cual se desarrolla el lenguaje y el habla, según explica la Confederación Española de Familias de Personas Sordas (FIAPAS). Especialmente durante la infancia, este trastorno puede afectar al desarrollo cognitivo, lingüístico y comunicativo de los niños y convertirse con los años en un problema importante tanto en el ámbito escolar como en el social y laboral.
El coronavirus ha puesto de manifiesto los obstáculos con los que se encuentran las personas con sordera en su día a día: dificultad para acceder a la mayoría de información televisiva y radiofónica; a los mensajes de alarma, por ejemplo, a través de megafonía; el visionado de una película que no disponga de subtítulos….
Trabajando para la inclusión
Sensación de aislamiento, desconfianza y aturdimiento. Así es como dicen sentirse muchas personas sordas desde que la mascarilla se convirtiera en una prenda más de nuestra vestimenta. Es el caso de Marcos Lechet, sordo desde los 5 años, y el encargado de entregar más 80.000 firmas al Ministerio de Sanidad del gobierno de España para pedir la homologación de mascarillas transparentes.
Según comentó Lechet a diferentes medios de comunicación, no sólo las personas con problemas de audición necesitan leer los labios e interpretar los gestos que realizamos con la cara al comunicarnos, también quienes sufren algún Trastorno del Espectro Autista (TEA). Es por ello, que esta propuesta también ha sido respaldada por docentes y personal sanitario.
Desde FIAPAS, insisten en la necesidad de homologar las mascarillas transparentes para que cumplan con las condiciones de seguridad y prevención de contagios, especialmente para aquellas personas que las utilicen en espacios cerrados, como una oficina o una clase.
El uso de mascarillas para frenar el avance de la pandemia es uno de los obstáculos para comunicarse a los que se enfrenta el colectivo, pero no es el único que les dificulta llevar a cabo acciones cotidianas. Por ello, organizaciones como la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) y la Asociación de implantados Cocleares de España (AICE) apoyan promover el subtitulado en los vídeos, el uso de aplicaciones que conviertan la voz en texto y disponer de intérpretes de lengua de signos en administraciones y espacios públicos, entre otras propuestas.
También la tecnología puede ser de ayuda. Se pueden utilizar sistemas de entrada de audio conectados directamente a los implantes de una persona sorda, para que reciba el sonido emitido, por ejemplo, por la televisión o una tablet, directamente en su oído.