Consejos para prevenir la pérdida auditiva
Los otorrinos advierten que una de cada diez personas será sorda en 30 años si no modificamos ciertos hábitos
Una de cada diez personas será sorda dentro de treinta años si no se modifican ciertos hábitos que se han convertido en cotidianos, como la exposición a ruidos intensos, una mala alimentación o un consumo excesivo de ciertos fármacos considerados ototóxicos, según advierten desde la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (Seorl-Ccc) con motivo de la semana de la audición, que culmina hoy, 3 de marzo, con el Día mundial del Cuidado del Oído y la Audición.
Y perder la audición no es baladí. “La pérdida de audición ha sido clasificada como la quinta causa principal de años vividos con discapacidad, por delante de muchas otras enfermedades crónicas como diabetes, demencia o enfermedad pulmonar obstructiva crónica”, explica el presidente de la Comisión de Otología de la Seorl-CCC, Luis Lassaletta.
No es, además, un problema exclusivamente vinculado a la edad. Según la OMS, unos 1.100 millones de jóvenes de entre 12 y 35 años se encuentran en riesgo de sufrir pérdida auditiva por su exposición prolongada al ruido en contextos recreativos. De hecho, aseguran que se está produciendo un envejecimiento prematuro del oído, y el “oído cansado”, que antes se producía a partir de los 60 años, ahora aparece en muchas personas a partir de los 40.
Por eso, si uno quiere conservar sus capacidades auditivas en las mejores condiciones y durante el máximo tiempo posible, más vale que ponga manos a la obra y cuide sus oídos, cambiando ciertos hábitos para evitar los factores de riesgo.
Protegerse del ruido
El primer paso es tomar conciencia de que el entorno en el que nos movemos cada día está contaminado acústicamente, a causa de todo tipo de ruidos: desde el tráfico hasta el alboroto o la música de una fiesta, los gritos en un aula, el patio de una escuela o el lugar de trabajo. Y a ello se suma la exposición a la música y los efectos sonoros de videojuegos, móviles, tabletas y todo tipo de pantallas, en ocasiones mediante el uso de auriculares y a volúmenes altos. A ello se suman nuevos hábitos de vida, como llevar a los niños y adolescentes –cuyo oído es más vulnerable– a los conciertos.
A la hora de determinar la cantidad de ruido soportable cuenta tanto la presión acústica –los decibelios– como el tiempo de exposición al ruido. Se considera dañina una intensidad acústica superior a los 85 decibelios soportada durante ocho horas.
No obstante, la recomendación de la OMS es no escuchar música a más de 65 decibelios, si bien los expertos admiten que es imposible que la gente joven la escuche por debajo de los 85 o 90 decibelios cuando lo hacen por la calle, con todo el ruido ambiental.
Si no se pueden evitar estas situaciones de riesgo –por ejemplo si se trabaja con maquinaria ruidosa– la solución es adoptar medidas de protección, como cascos aislantes o tapones.
En el caso de los dispositivos electrónicos, la solución pasa por rebajar más el volumen, reducir el uso de auriculares, y limitar el tiempo de exposición uso.
Cuidar la alimentación
Pero no sólo el ruido daña los oídos. Una mala alimentación también influye en la disminución de la capacidad auditiva. Los otorrinos se hacen eco de un estudio reciente publicado en la revista Nutrients que relaciona el consumo de alimentos con alto contenido en azúcar, la cerveza y otras bebidas alcohólicas con una pérdida auditiva a medida que se cumplen años.
Los alimentos con mucho azúcar y las bebidas alcohólicas se asocian a mayor pérdida auditiva con la edad
En esta misma línea, la doctora María José Lavilla, presidenta de la comisión de Audiología de la Seorl-Ccc alerta que la alimentación está claramente relacionada con factores de riesgo cardiovascular como la obesidad, el aumento del colesterol o la diabetes, y estos a su vez contribuyen a la pérdida auditiva, lo mismo que el consumo de alcohol, de tabaco o el sedentarismo.
“Seguir una alimentación correcta y variada puede evitar infecciones, retrasar el envejecimiento y la aparición de enfermedades crónicas y, por tanto, evitar el desarrollo de pérdida auditiva”, justifica el doctor Lassaletta.
Evitar el consumo excesivo de medicamentos
Los especialistas también relacionan la hipoacusia o sordera con el consumo de ciertos fármacos. Son los llamados “medicamentos ototóxicos”. Los más utilizados, según la doctora Lavilla, son la aspirina, los antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno, los antibióticos del grupo aminoglucósidos y los diuréticos. De ahí que, para prevenir la pérdida auditiva, la especialista insista en evitar el consumo “excesivo” de estos medicamentos.
Controlar las molestias
Otra de las acciones que pueden permitirnos prevenir o atenuar la pérdida auditiva es prestar atención a las molestias, dolor o pequeños zumbidos que podamos notar en el oído. Los expertos aseguran que se trata de mecanismos de seguridad del propio sistema auditivo, que nos está advirtiendo del riesgo de sufrir algún daño.
De hecho, dicen, uno de los síntomas más habituales de la fatiga auditiva –por ejemplo por estar sometidos de forma reiterada a altos niveles de ruido– son los silbidos o los zumbidos. Y en caso de tener alguno de estos síntomas o cualquier duda la recomendación es clara: acudir siempre al otorrinolaringólogo. Una audiometría en un centro médico permite analizar si se ha producido o no una pérdida de audición, si hay alguna lesión en el oído interno o si hay algún daño o patología que requiera algún tratamiento.