Capacidad auditiva, uno de cada tres mayores la pierde a partir de los 65 años
La pérdida de capacidad auditiva asociada a la edad afecta al 30 por ciento de la población entre los 65 y 70 años, y puede llegar a provocar aislamiento social si no se detecta a tiempo, según advierte la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC).
Con motivo del Día Internacional del Cuidado del Oído y la Audición, que se celebra hoy 3 de marzo, esta sociedad científica ha lanzado una campaña para concienciar sobre la importancia de acudir al otorrinolaringólogo en cuanto se empiecen a notar los primeros signos de pérdida de capacidad auditiva.
«En muchos casos es inevitable, pero se puede tratar y minimizar su impacto en la calidad de vida, si se acude a tiempo al otorrinolaringólogo», ha reconocido María José Lavilla, presidenta de la Comisión de Audiología de la SEORL-OCC, que recuerda que existen ayudas técnicas, aúdifonos e implantes auditivos para mejorar estas situaciones.
En esta pérdida gradual primero desaparecen los sonidos agudos, se conservan los graves, y se dejan de oír consonantes como la ‘s’. Y si no se pone remedio a tiempo, el problema aumenta y la amplificación auditiva tiene unos resultados más limitados.
Lavilla reconoce que muchos mayores no piden ayuda por vergüenza o porque lo asumen como propio de la edad y algo que no tiene solución. «Pero tienen que tener en cuenta que mantener esta situación, mientras sigue empeorando la audición, puede llevar consigo problemas personales, familiares, de aislamiento o, incluso depresión», ha señalado.
Así, dejan de participar en reuniones sociales con amigos o parientes, y poco a poco se van cerrando en sí mismos, lo que va a repercutir en su estado de ánimo, llegándoles a generar tristeza, ansiedad y hasta depresión, advierte.
En este sentido, la presencia de familiares en su entorno «es fundamental para detectar el problema en las fases iniciales, cuando el problema empieza, y animarles a ir a la consulta», según Lavilla.
En cambio, la mayor desventaja la tienen aquellas personas que viven solas, ya que «no pueden comparar su audición con la de los demás y ni siquiera son conscientes de la pérdida, que pasa desapercibida, y van dejándolo pasar, y cuando piden ya ayuda, el rendimiento de sus audífonos se ve más limitado».
Fuente: Europa Press / audioprotesistas.org